martes, 23 de febrero de 2010

Un guisito con romanescu

      En la Wikipedia podemos encontrarnos la siguiente información:
  El romanescu (Brassica oleracea), es un híbrido de brécol y coliflor de la familiade las brasicáceas. El brécol romanescu fue documentado inicialmente en Italia(como Broccolo romanesco) en el siglo XVI.
Como todas las especies de esta familia, es rico en vitamina Cfibra soluble y carotenoides. Se suele consumir cocido o al vapor aunque también se suele utilizar como verdura cruda.
Una de sus más llamativas características es que presenta geometría fractal en su estructura.

 Hará un par de meses, alguien le había regalado -a mi compañero de camino- un par de plantitas de romanescu para su huertecillo.  Ahora, al recolectar la primera flor, estamos encantados y sorprendidos de esta -para nosotros "nueva"- maravilla de la amada madre tierra.
     Digno hijo de la coliflor y el brócoli,  resulta mucho más suave y digestivo.
     Al hilo de la geometría sagrada, que me agrada aplicar en mis mandalas, este ejemplar habla por sí mismo y sobran las palabras...
         Nos parece deslumbrante y genial este auténtico fractal ante cuya belleza no nos podemos dejar de asombrar.
        Atreveos a probarlo al natural, en crudo, o apenas ligeramente hervido al vapor... No sólo es casi dulce y muy suave al paladar sino que hasta puedes sentir cómo te ayuda a conectarte con tu propia esencia y con  la conciencia de unidad al paladear la divina proporción de su geometría...
         Cuidado y mimado en el huertecillo por sus manos, ha querido él mismo cocinarlo a su estilo, pero me lo ha contado para poder compartirlo aquí con quienes visitéis este blog...

INGREDIENTES:
   -una cebolla pequeña troceada muy fina
   -un puerrito (también del huerto) e igualmente troceado, éste en finas rodajas, después de limpiarlo muy bien para asegurar que no queda rastro de tierra
   -una zanahoria
   -un trozo de calabaza
   -tres patatas 
   -un pocillo (o media taza) de guisantes
   -cuatro cucharadas de tomate, sirve frito, pero yo lo prefiero natural, pasado por un rallador, o un tamiz, para evitar las pieles y las semillas.
   -cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen
   -una pizca de sal + una hoja de laurel, como condimento...
   -y por supuesto el hermoso y sorprendente romanescu, bien lavadito y desgajadas una por una con mimo sus capullitos, flores o inflorescencias, según se prefiera llamarlas, que irán cuidadosamente colocadas al final encima de todo para formar un nuevo mandala respetando con ello la misma energía que nos emana...
      
PREPARACIÓN:
       Pimero pochamos un poco la cebolla en el aceite tibio, a fuego lento para que se ponga ligeramente transparente sin dorarse, y con ella el puerro en rodajas.
       Luego rehogamos la zanahoria y las patatas. Seguidamente añadimos los guisantes y la calabaza. 
       Aderezamos echando la sal y la hojita de laurel.
       En último lugar, cuando ya se notan las patatas blanditas, colocamos cuidadosamente el romanescu (creo que hay quien lo llama "romanovsky) y lo dejamos "a su amor", es decir cociéndose a fuego lento pero pendientes de que no se pase de tiempo. Tengamos en cuenta que incluso crudo está bueno.
        Recordemos también que con nuestra actitud de gratitud y reconocimiento enriquecemos sus aportes y vitaminas a la par que nutrimos algo más que nuestro mero cuerpo físico...

  

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